jueves, 17 de junio de 2010

La Educacion en Aparecida


La Educación en las Cinco Conferencias Generales del Episcopado de América Latina
1ª Conferencia –Río de Janeiro- 1955

No trata el tema de la educación
2ª Conferencia –Medellín- 1968
  • Educación como parte de la promoción humana junto a “justicia”, “paz”, “familia” y “juventud”
  • La educación como factor básico y decisivo en el desarrollo del Continente
  • Idea eje: “la educación liberadora, esto es, la que convierte al educando en sujeto de su propio desarrollo” y es “el medio clave para liberar a los pueblos de toda servidumbre y para hacerlos ascender a condiciones más humanas”.

3ª Conferencia –Puebla- 1979

  • Educación como medio para la comunión y la participación, junto a “la liturgia”, “el testimonio”, “la catequesis” y “la comunicación social”
  • La educación como “parte integrante de la misión evangelizadora de la Iglesia”. Cuando la Iglesia evangeliza, educa; y cuando educa, evangeliza, porque humaniza
  • Idea eje: “la educación evangelizadora”, la cual asume y completa la noción de educación liberadora, porque debe contribuir a la conversión del hombre total, en su yo profundo e individual y en su yo periférico y social. Busca, pues, una formación integral de la persona.
4ª Conferencia –Santo Domingo- 1992

  • La educación como parte de la cultura cristiana junto a “la comunicación social”
  • La educación vista y definida como “asimilación de la cultura y como inculturación del Evangelio en la propia cultura”
  • Idea eje: se reafirma lo dicho en Medellín y en Puebla sobre Educación y se destaca la relación entre educación católica y cultura.
5ª Conferencia –Aparecida- 2007

  • La educación como parte del “itinerario formativo de los discípulos misioneros” y como “lugar de formación para los discípulos misioneros”, junto a “la familia”, “las parroquias”, “las pequeñas comunidades eclesiales”, “seminarios” y “casas de formación religiosa” (capítulo 6)
  • La educación vista como un proyecto de formación integral, centrado en la persona humana cuyo fundamento es Cristo, el Hombre perfecto, en quien todos los valores encuentran su fundamento (334 y 335)
  • Idea eje: “la meta que la escuela católica se propone es la de conducir al encuentro con Jesucristo vivo” (336).

I
LA SITUACIÓN

A-) Situación de la educación
en el momento de Aparecida (# 328)


  • Nuevas reformas educacionales
  • Buscan adaptarse a las exigencias que se van creando con el cambio global
  • Aparecen centrada en la adquisición de conocimientos y habilidades
  • Denotan un claro reduccionismo antropológico, colocándola en función de la producción, la competitividad y el mercado
  • Propician con frecuencia la inclusión de factores contrarios a la vida, a la familia y a una sana sexualidad
  • No despliegan los mejores valores de los jóvenes ni su espíritu religioso
  • No les enseñan los caminos para superar la violencia y acercarse a la felicidad ni les ayudan a una vida sobria ni a adquirir las actitudes, virtudes y valores para fundar un hogar estable y convertirlos en constructores solidarios de la paz y del futuro de la sociedad.

NOTA:

En República Dominicana habría que añadir otros datos como:

  • La educación en Rep. Dom. ocupa el penúltimo lugar de América Latina.
  • Está haciendo más grande la brecha entre ricos y pobres.


B-) Ante esta situación (# 329-330)

  • Insistir en el auténtico fin de la escuela, en colaboración con los padres
  • Llamada a ser auténtico lugar de formación y promoción integral
  • Mediante la asimilación sistemática y crítica de la cultura
  • Confrontando e insertando los valores perennes en el contexto actual
  • Poniendo de relieve la dimensión ética y religiosa de la cultura.
II LOS CENTROS EDUCATIVOS

A-) Metas y objetivos (# 331-340)

  • La misión primaria de la Iglesia es anunciar el Evangelio de manera tal que garantice la relación entre fe y vida tanto en la vida individual como en el contexto socio-cultural.
  • En la educación cristiana el maestro educa hacia un proyecto de ser humano en el que habita Jesucristo por el poder transformador de su vida nueva.
  • Hay muchos aspectos en el proyecto educativo cristiano. entre ellos los valores, pero estos han de estar ordenados, fundamentados y orientados hacia Cristo.
  • No se concibe un anuncio del Evangelio que no ilumine, infunda aliento y esperanza, e inspire soluciones adecuadas a los problemas de la existencia; como tampoco una promoción humana verdadera y plena del ser humano sin abrirlo a Dios y anunciarle a Jesucristo.
  • La Iglesia está llamada a promover en sus escuelas una educación centrada en la persona humana que es capaz de vivir en comunidad.
  • El carácter específico de la educación católica consiste en la referencia explícita de la visión cristiana compartida por todos los miembros de la comunidad escolar.
  • La escuela católica está llamada a una renovación para rescatar la identidad católica de nuestros centros educativos, por medio de un impulso misionero valiente y audaz.
  • La educación en la fe en las instituciones católicas sea integral y transversal en todo el currículo, teniendo en cuenta el proceso de formación para encontrar a Cristo y para vivir como discípulos y misioneros suyos, e insertando en ella verdaderos procesos de iniciación cristiana.
  • Toda la comunidad educativa (directivos, maestros, personal administrativo, alumnos, padres de familia, etc.), en cuanto auténtica comunidad eclesial y centro de evangelización, asuma su rol de formadora de discípulos misioneros en todos sus estamentos.
  • Que, desde allí, en comunión con la comunidad cristiana, promueva un servicio pastoral en el sector que se inserta, especialmente de los jóvenes, la familia, la catequesis y promoción humana de los más pobres.
  • Estos objetivos son esenciales en los procesos de admisión de alumnos, sus familias y la contratación de docentes.
B-) Principios irrenunciables para la Iglesia

  • La libertad de enseñanza
  • Los padres son los primeros y principales educadores
  • Nadie puede tener la exclusividad de la educación, ni siquiera el Estado.


III LAS UNIVERSIDADES Y CENTROS SUPERIORES DE EDUCACIÓN CATÓLICA (#341-343)

  • La universidad católica presta una importante ayuda a la Iglesia en su misión evangelizadora.
  • A través de una investigación realizada a la luz del mensaje cristiano, pone los nuevos descubrimientos humanos al servicio de las personas y la sociedad.
  • Su formación profesional implica: los valores éticos, la dimensión de servicio a las personas y a la sociedad, el diálogo fe y cultura, el diálogo fe y razón, la formación en la Doctrina Social de la Iglesia, la investigación teológica que ayude a la fe a expresarse en lenguaje significativo para estos tiempos.
  • Es necesaria una Pastoral Universitaria que acompañe el caminar de todos los miembros de la comunidad universitaria promoviendo un encuentro personal y comprometido con Jesucristo y múltiples iniciativas solidarias y misioneras.



CONCLUSIÓN

La V Conferencia agradece el invaluable servicio que las instituciones de educación católica prestan (#346):

  • En la promoción humana
  • En la evangelización
  • En la cultura

y las invita a proseguir en su abnegada e insustituible misión apostólica.

El Papel De La Ética En La Comunicacion Social

INTRODUCCIÓN

“El problema de fondo de la compleja problemática del mundo de hoy (sexual, familiar, social, político y económico) es ético.


Cuando se dice, por ejemplo, mientras haya corrupción, no se resolverá el problema de la pobreza se está afirmando que la solución de la pobreza imperante en el mundo no sólo es solución social, económica o política, sino, en último término, una solución ética; no sólo ha de dar la solución por razones éticas y humanitarias, sino que si no hay un cambio ético en los administradores de las riquezas comunes no se resuelven los problemas económicos de la mayoría. Más aún: si los mismos que padecen la pobreza no tienen profundas transformaciones morales en sus vidas, aunque mejore su economía, no mejorará su calidad de vida. Seguirán sumidos en la pobreza.


El futuro no es tanto un problema o un desafío técnico cuanto una decisión ética que nos permita optar por los cambios en el sendero de una mayor humanización” (R. De La Rosa, Los fundamentos de la ética y la moral, 2009, pág. 11).


Se ha afirmado, con razón, que la crisis financiera mundial del 2008 no era en realidad una crisis económica, sino ética: un grupo de hombres y mujeres se robaron el dinero del mundo. Así mismo, el Papa Benedicto XVI afirmó, en noviembre del 2009 en la FAO, que en el planeta tierra hay alimentos más que suficientes para alimentar toda la población mundial. El hambre en el mundo no es, pues, un problema de alimentos no económico: es un problema ético.


De ahí que nuestro tema “el papel de la ética en la comunicación social” es clave fundamental, porque sin educación, sin medios de comunicación social, sin instituciones judiciales sólidas, sin una exigente aplicación de las leyes y, sobre todo, sin hombres y mujeres éticamente sanos, no se resuelven nuestros problemas de corrupción, de pobreza, de hambre, de narcotráfico, de violencia, de cualquier índole que sea, político, económico y social.


  1. La ciencia del bien y del mal


Recordemos otra vez, para centrar nuestro tema en su justa perspectiva, que la ética es la ciencia del bien y del mal.


Aquí, pues, buscamos ahora relacionar esta ciencia con la ciencia y el arte de la comunicación social.


“Ninguna persona puede, en su discurrir por la vida, eludir estas preguntas fundamentales: ¿Qué debo hacer? ¿Cómo discernir el bien del mal? El hombre es un ser ético. Es la pregunta que el joven rico hace a Jesús: Maestro, ¿qué he de hacer de bueno? (Mateo 19, 16-26).


Reflexionando sobre estas afirmaciones pensemos que, cuando decimos que el ser humano es un ser ético y moral, estamos afirmando que todo ser humano se pregunta, necesariamente, por el bien y el mal y eso queda remitido a una pregunta:

Maestro, ¿qué he de hacer bueno para alcanzar la vida eterna? (Mateo 19,16).

Podemos ahora preguntarnos: ¿Qué es el bien? Una pregunta que todos, en muchos momentos de nuestras vidas, nos hacemos y que nadie escapa a esa pregunta.


Puede existir una persona que se tilde de inmoral o amoral; pero ésta siempre se preguntará; ¿Qué he de hacer de bueno? ¿Dónde está el bien? ¿Dónde está el mal?

Así el hombre se reconoce a sí mismo como ser ético capaz de actuar según los criterios del bien y del mal y no solamente según la utilidad y el placer” (R. De La Rosa, 2009, págs. 23-24).


  1. La comunicación y sus medios son dones a la humanidad


Sobre este punto puedo recoger los criterios de cualquier pensador o filósofo, pero permítanme recoger el pensamiento de la Iglesia al respecto. Cito el Concilio Vaticano II, el documento más importante de Magisterio Eclesiástico del siglo XX:

“Entre los maravillosos inventos de la técnica que, sobre todo en estos tiempos, el ingenio humano, con la ayuda de Dios, ha extraído de las cosas creadas, la madre Iglesia acoge y fomenta con especial solicitud aquellos que atañen especialmente al espíritu humano y que han abierto nuevos caminos para comunicar con extraordinaria facilidad noticias, ideas y doctrinas de todo tipo. Entre tales inventos sobresalen aquellos instrumentos que, por su naturaleza, pueden llegar no sólo a los individuos, sino también a las multitudes y a toda la sociedad humana, como son la prensa, el cine, la radio, la televisión y otros similares que, por ello mismo, pueden ser llamados con razón medios de comunicación social” (Concilio Vaticano II, Decreto sobre los medios de comunicación, # 1).


Pero todo don es al mismo tiempo tarea y responsabilidad.

“De este modo la Iglesia enfatiza la responsabilidad de los medios para contribuir al auténtico e íntegro desarrollo de las personas y alentar el bienestar de la sociedad. La información suministrada por los medios está al servicio del bien común. La sociedad tiene el derecho a la información basada en la verdad, la libertad, la justicia y la solidaridad” (Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, Ética en la publicidad, #1).


Al hablar de la responsabilidad de los medios se está hablando ya de la ética en la comunicación y de sus medios. Se ha de responder de su buen o mal uso, de acuerdo al significado de responsabilidad. Son, pues, dones buenos, un bien, pero que no son neutros en su manejo. Pueden ser éticamente bien manejados o mal manejados.


  1. La ética es universal


“Si se observa bien, los seis mandamientos o deberes siguientes se encuentran registrados en toda época y cultura, en todos los pueblos religiones y leyes civiles:

No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no mentirás (no levantarás falso testimonio), honra a tu padre y a tu madre y amarás a tu prójimo como a ti mismo.


También los recoge el Decálogo del Antiguo Testamento (Éxodo 20, 12-16) y Jesucristo en el Evangelio (Mateo 19,16-22). Más aún Jesús, en el texto citado, afirma que el cumplimiento de esos seis mandatos bastan para alcanzar la vida eterna.


La ética humana fundamental, pues, está centrada en la persona humana, en el respeto a ella y en la promoción y defensa de su bienestar y derechos.


Todo ejercicio profesional o personal, que quiera ser ético, ha de tener en cuenta esos seis mandamientos o principios básicos fundamentales.


Nótese también que no se debe confundir la ética humana universal con la ética cristiana.

Ésta va más allá: abarca toda la Palabra de Dios. Sin embargo, no se olvide que la ética cristiana exige el cumplimiento de la humana universal.


Esto quiere decir que todo ser humano está obligado por la ética fundamental, aunque no sea católico ni pertenezca a otra religión.

El cristianismo, por otra parte, no se reduce al cumplimiento de los mandamientos o deberes fundamentales de la ética ni se queda solo en ellos” (R. De La Rosa, 2009, págs. 139-140).


Considero que de los grandes mandamientos de la ética universal, los que tocan más directamente a los comunicadores son:

    • No matarás, no solo físicamente, sino tampoco sicológica, moral o espiritualmente.
    • No robarás, vendiendo la conciencia o las noticias por dinero u otras dádivas.
    • No mentirás (no levantarás falso testimonio), porque el comunicador es un servidor de la verdad.
    • Amarás a tu prójimo como a ti mismo, porque como tú, tiene derecho a una información basada en la verdad, la libertad, la justicia y la solidaridad.

Caracteristicas de Una Familia Sin Crisis



Sobre las características principales de las familias sin crisis, que conozco puedo enumerar estas doce:



  1. Consideran la familia como una misión, como una tarea a realizar.
  2. Consideran la meta de levantar una familia, como la principal, más importante y prioritaria misión y tarea de sus vidas.
  3. Son parejas que mantienen el valor de la fidelidad matrimonial del uno hacia el otro. La consideran una relación sagrada e intocable. El hombre no engendra hijos paralelos.
  4. Desde el punto económico sostienen sus familias y educan a sus hijos con el sudor de su trabajo. Tienen lo necesario para vivir. Mantienen el trabajo y la unidad de la familia, como valores a los que no se pueden renunciar y no se pueden separar en detrimento de uno o de otro.
  5. No han caído en la corrupción del dinero ni en la ambición del poder ni se han aprovechado de posibles ventajas económicas, cuando el poder político o empresarial se las ofrecía. Los padres y madres buscan ser modelos morales de sus hijos, aunque no perfectos, para conservar la autoridad moral ante ellos.
  6. Sentarse juntos en la mesa familiar, aunque no sea siempre, hace parte del rito cotidiano de una familia sin crisis. Valoran el diálogo y la conversación familiar.
  7. Mantienen un gran sentido de la fiesta, de la recreación, de la diversión, de las celebraciones en familia.
  8. La práctica religiosa y los valores espirituales hacen parte de la vida familiar normal, como un componente incuestionable de una familia sin crisis.
  9. Cuando los niños son pequeños, los llevan con ellos siempre a todas partes. Cuando son adolescentes o jóvenes respetan sus espacios.
  10. Los padres saben siempre donde están sus hijos, acuerdan con ellos, en los años de la juventud, las horas de salidas y entradas nocturnas y están pendientes de sus regresos. Valoran la entrega y el sacrificio por los hijos
  11. No les dejan a los hijos vehículos hasta que no puedan tener licencia para manejar y normalmente no poseen uno propio hasta que ellos mismos lo puedan comprar en parte o totalmente.
  12. Los hijos para recibir “un semanal familiar” han de colaborar en los trabajos de la casa y, tan pronto sea posible, laboran en la empresa familiar o en otra para empezar a costearse sus propios gastos. Emplean la racionalidad y dan importancia en la educación a la relación trabajo-dinero.

Biografia Mons. De La Rosa y Carpio


Monseñor Ramón Benito de La Rosa y Carpio, nació en la ciudad de Higüey, en el extremo Este de la República Dominicana, el 19 de septiembre de 1939, en cuya ciudad natal realizó sus estudios básicos en la Escuela Hermanos Trejo y comenzó los secundarios en el Liceo Gerardo Jansen.


En el año 1954 continuó la secundaria en el Seminario Menor Santo Tomás de Aquino, en Santo Domingo. Continuó los estudios de nivel superior en Filosofía y en Teología, en el Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino, en los años 1958 y 1961, respectivamente. Obtuvo el grado de Licenciatura en Ciencias Religiosas.


Es, además, Licenciado en Teología Dogmática por el Instituto Pontificio San Anselmo, de Roma, en 1966; graduado en Catequesis por el Instituto Católico de París, en 1968; y preparó su tesis doctoral sobre la Teología de la Altagracia, en la Universidad Pontificia Javeriana, de Bogotá, en 1987.

Es ordenado sacerdote en 1965 por Mons. Juan Félix Pepén y Obispo por Su Santidad Juan Pablo II, en 1989, destacando como Obispo Auxiliar de Santo Domingo, Vicario General del Arzobispado de Santo Domingo, Obispo Encargado de la Zona Pastoral de Monte Plata y de la Vicaría de San Pedro de Macorís (1989-1995); Obispo de La Altagracia (1995-2003); y, desde 2003, es el Arzobispo Metropolitano de Santiago de los Caballeros.


Su ministerio pastoral revela su espíritu humano incansable y su profunda vocación sacerdotal, iniciando como Vicario Cooperador en la Parroquia de Hato Mayor (1965) y Santa Rosa de La Romana (1968-1971). Profesor de Religión de La Romana e Higüey (1968-1983). Asesor Diocesano de la Juventud y del Movimiento Familiar Cristiano (1969-1971). Vicario Ecónomo de la Parroquia Guaymate (1970-1971) y Pro-Vicario General de la Diócesis de Higüey (1971-1975). Rector de la Basílica Nuestra Señora de la Altagracia y del Seminario Menor San Pablo, de Higüey (1971-1983). Asesor Diocesano Teológico de Catequesis (1971-1983), de la Renovación Carismática y del Movimiento de la Visita Domiciliaria (1974-1983), de los Cursillos de Cristiandad (1976-1983). Administrador Diocesano (1975) y Vicario General (1975-1983). Director Espiritual del Pontificio Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino (1988). Presidente de las Comisiones Nacionales de Pastoral Vocacional (1993-1995); de Catequesis, desde 1996; de Formación Integral Humana Religiosa (F. I. H. R.), de 1999-2002; para los migrantes, desde 2005. Asesor Espiritual General de la Comunidad de Siervos de Cristo Vivo, desde 1999.


A nivel latinoamericano: Presbítero dominicano, delegado a la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano, Puebla, en 1979, y delegado a varios eventos eclesiales internacionales. Es elegido Secretario Ejecutivo en el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) de los Departamentos de Catequesis (DECAT) y del Departamento de Educación (DEC), en el período 1983-1987, residiendo esos años en Bogotá. Experto del DECAT-CELAM, de 1987- 1991; Miembro de su Comisión Episcopal, de 1991-1995; y su Presidente, de 1995-1999. Miembro de la Directiva de la Organización de Seminarios de América Latina (OSLAM), de 1988-1994. Miembro fundador de la Asociación de Catequesis de América Latina, 1995. Miembro de la Comisión Episcopal del DEC-CELAM, de 1999-2003. Secretario General del CELAM, 2003. Formó parte del Equipo logístico de apoyo a la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Santo Domingo, 1992, y Obispo delegado para la V Conferencia, Aparecida, 2007.


En el área de la Educación, destacan sus funciones como Rector Pontificio del Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino, de 1988-1995; Presidente de la Fundación Universidad Católica del Este (UCADE), de 2001-2003; Presidente de la Academia Altagraciana, desde 2003; y Gran Canciller y Presidente de la Junta de Directores de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), 2003.


Igualmente, es notable su participación en diferentes instancias de la sociedad civil y de la comunidad, destacando sus aportes en los planos culturales y políticos, a través de sus funciones como Coordinador del Concurso Literario de Navidad (1971-1983); Presidente del Comité de la Alianza Francesa de Higüey (1976-1983); Director de la Escuela de Presidentes de Asamblea (1977-1983); Asesor del Grupo Acción Social y del Patronato Higüeyano para la Niñez (1978-1983); Miembro Fundador del Grupo Cultural Higüeyano (1978-1983); Miembro del Movimiento Literario Ateneo Insular, desde 1997; Observador ante la Junta Central Electoral (1990); Miembro de la Comisión para el Proyecto de Reforma Constitucional (2001) y del Consejo Económico Social e Institucional (2005).


Su vocación por las letras lo ha inducido a escribir de manera sistemática en periódicos y revistas, nacionales e internacionales; junto a la publicación de folletos y libros, de manera individual o en colaboración con otros autores. Resaltan sus escritos en los periódicos El Sol (“Década 80”), Listín Diario (“Un Momento”), El Siglo (“Valores y Virtudes”) y El Caribe (“Certifico y Doy Fe”), en Santo Domingo; La Voz del Santuario, El Cometa y El Planeta, en Higüey; El Camino, de la Arquidiócesis de Santiago; y, en los órganos informativos de la Comunidad de Siervos de Cristo Vivo, en Santo Domingo y del CELAM, en Bogotá.


Entre las publicaciones de folletos y libros destacan los siguientes títulos: La Reforma Social (1962); Razones para Vivir (1977); Navidades Nuestras (1982); Ética y Política, PUCMM (1990); Quién Liberará este Pueblo (1991); Todas las cosas las hace el mismo y único Espíritu (1993); Dios, Familia, Comunidad e Iglesia (1994); Mons. De La Rosa, Obispo de la Altagracia (1995); Nuestra Señora de la Altagracia (1997); La Universidad por un Nuevo Humanismo, UCSS (2001); Fundamentos de la Ética y la Moral, PUCMM (2002); Mons. de La Rosa, Arzobispo de Santiago (2003); Borrador para un cuento de Navidad; Los diez elementos básicos para un verdadero nacimiento en tiempos de Navidad (2005); La Acogida, Misión Evangelizadora (2005); La Eucaristía, fuente y cumbre de la vida de la Iglesia (2006). En colaboración con otros autores ha publicado La Niñez en la República Dominicana, PUCMM (1976); Catequesis sobre el Obispo (1989 y 1995); Evangelización, catequesis, catequistas, Madrid (1999); y, Poemas, en Interiorismo, Ateneo Insular (2001).


En la radio y la televisión ha desarrollado las secciones “Un Momento”, desde 1990; “Hora de luz”, de 1993-2003; “Evangelio y Vida”, 2003; y “Conversando con mi Arzobispo”, 2006.


Por sus aportes en las diversas áreas descritas, ha recibido varios reconocimientos, entre los cuales resaltan: La Sandalia de la Buena Prensa, Ediciones El Peregrino (1992); pergaminos de la Sociedad Cultural Oriental (1995); del Club de Leones de Higüey (1999); de la Secretaría de Estado de Educación de Higüey (2000); de Producciones CATEMAR; de la Asociación de Empresas de la Provincia de la Altagracia; de la Secretaría de Estado de Turismo-Oficina Provincial de La Romana; de la Federación Nacional de Comerciantes y Empresarios de la República Dominicana, Inc., (2005); Caballero de la Legión de Honor, Embajada de Francia (2003); Hijo Distinguido de Higüey (1995); Hijo Distinguido de Guaymate (2003); Hijo adoptivo de Santiago, 2006.


Actualmente, es Miembro de la Comisión Nacional de Remozamiento y Mantenimiento de la Basílica (2004); Miembro del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes, desde 2001; Presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano, desde 2002; Presidente del Consejo para el Desarrollo del Centro Histórico de Santiago, desde 2006; Presidente de la Asociación Santiago Solidario desde 2007; y Presidente de la Comisión para la celebración de los 500 años de Santiago, como Villa, 2008.